La pobreza infantil y el desarrollo en el foco del encuentro «El futuro que nos habita» en Bilbao
El experto en economía del desarrollo Jose Antonio Alonso ha estado en Bilbao compartiendo las claves de su análisis sobre pobreza infantil junto con Paul Ortega director de eLankidetza- Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo; Jose Maria Vera, director ejecutivo de UNICEF España; Pilar Kaltzada, presidenta de Save the Children España, y Monika Hernando, directora del área de Igualdad, Convivencia, Cooperación e Inmigración del Ayuntamiento de Bilbao.
Bilbao, 9 de octubre de 2023.- El lunes 9 de octubre, la Biblioteca Bidebarrieta de Bilbao ha acogido el encuentro “El Futuro que nos habita” sobre pobreza infantil y desarrollo, que ha tomado como eje principal la última publicación del experto en economía del desarrollo Jose Antonio Alonso, El Futuro que habita entre nosotros. Junto a él, Paul Ortega director de eLankidetza- Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo; Jose Maria Vera, director ejecutivo de UNICEF España; Pilar Kaltzada, presidenta de Save the Children España, y Monika Hernando, directora del área de Igualdad, Convivencia, Cooperación e Inmigración del Ayuntamiento de Bilbao, han compartido su visión y análisis sobre esta particular forma de pobreza que afecta a la infancia tanto en las sociedades de los países del Sur como en las del Norte.
Durante el encuentro que ha conducido la periodista Garazi Barriuso, las personas invitadas han ofrecido sus perspectivas sobre este fenómeno, poniendo el foco en la importancia de combatirlo a través de políticas de desarrollo que pongan el bienestar de los niños y las niñas en el centro, así como su capacidad de agencia como sujetos de pleno de derecho.
Paul Ortega, director de eLankidetza- Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo, por su lado, ha querido agradecer la oportunidad que el encuentro ha dado para profundizar sobre la pobreza infantil y ha puesto en valor que “abordar la pobreza desde una perspectiva de desarrollo permite ampliar el horizonte más allá de una mirada económica, y conocer las múltiples formas en las que la pobreza impacta en la vida de las generaciones más jóvenes en Euskadi y a nivel global”.
Jose Antonio Alonso, experto en economía del desarrollo, ha señalado las razones que amparan la singularidad de la pobreza infantil. Entre las principales líneas de análisis que recoge en su última publicación, ha querido destacar que “la pobreza infantil es especialmente grave porque las carencias se dan en un momento crucial de desarrollo físico, cognitivo y emocional de las personas; lo cual hace que sus efectos sean irreversibles.” Asimismo, ha recordado que “este tipo de pobreza interpela moralmente a la sociedad, porque delata el incumplimiento de una responsabilidad básica de tutela y protección que debiera brindarse a las y los más jóvenes”.
Jose Maria Vera, director ejecutivo de UNICEF España, ha compartido el punto de vista de Jose Antonio Alonso, y ha señalado que “la infancia tiene en la pobreza uno de sus más graves retos en España, donde uno de cada tres niños vive en riego de pobreza y uno de cada 10 en situación de privación material severa. Poner fin a la pobreza infantil es una elección política. Se deben redoblar los esfuerzos para garantizar que todos los niños y niñas tengan acceso a servicios esenciales, incluida la educación, la atención sanitaria y la protección social, abordando al mismo tiempo las causas profundas de la pobreza extrema. Atender el bienestar de la infancia, además de ser un derecho para las niñas y niños, es una inversión en el país, en su presente y su futuro”.
Pilar Kaltzada, presidenta de Save The Children España, por su lado, ha apuntado que “romper el círculo de la desigualdad y la pobreza empieza con atacar directamente las causas de la pobreza infantil. Un niño o una niña que vive sus primeros años en situación de pobreza está siendo castigado, injustamente, de por vida. Todas las políticas públicas que persiguen asentar el bienestar aquí y en el mundo deben contemplar la mirada de la infancia”.
Pobreza Infantil y desarrollo
Por muy diversas razones, la pobreza infantil es una forma particularmente dañina y perniciosa de pobreza. Los y las menores son las principales protagonistas de esta lacra social: pese a que son el 30% de la población mundial, aportan algo más de la mitad de cuantos viven en condiciones de pobreza. Es decir, una de cada dos personas pobres en el mundo es menor de 18 años. La tasa mundial de pobreza absoluta se acerca al 8% de la población, pero esa cuota se dobla cuando se refiere a la población infantil.
Más allá de su intensidad, la pobreza infantil es especialmente grave porque las carencias afectan a un momento crucial en la vida de las personas, cuando estas desarrollan las capacidades físicas, cognitivas y emocionales que les equiparán para el resto de su vida. La irreversibilidad de sus efectos es, por tanto, un rasgo que singulariza a la pobreza infantil respecto a la que padecen las personas adultas.
Presenta, además, muchas caras y se manifiesta a través de muy diversas formas de privación y sufrimiento. Se expresa en la carencia de ingresos monetarios para alcanzar unas condiciones de vida dignas, pero también a través de otras privaciones no monetarias que remiten a las condiciones de vida en el hogar, a las pautas de nutrición de las personas menores de edad, a sus posibilidades de juego y educación o a sus condiciones de salud, entre otras. En ocasiones, no es la pobreza absoluta la que importa, sino las privaciones relativas, el sentimiento de humillación y agravio que se deriva de situaciones cronificadas de desigualdad o de exclusión.
El adecuado diseño de políticas sobre la infancia debe reconocer que las personas menores de edad, además de requerir protección, son seres con capacidad de agencia, que definen preferencias, cultivan aspiraciones e inciden sobre el entorno.
En Euskadi, la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social es del 24,3 %, según los datos la Encuesta de Condiciones de Vida 2022 del INE y en base al umbral autonómico.
Por todo ello, es urgente invertir en el bienestar de la infancia como garantía de cohesión social en el presente y el futuro.