Apoyo integral a mujeres y familias en Etiopía para rehacer sus vidas tras la guerra

En Etiopía, más de 4,5 millones de personas se han visto forzadas a desplazarse dentro de su país y cerca de un millón han huido como refugiadas. A pesar del fin de la guerra de Tigray en 2022, la violencia interétnica y los enfrentamientos armados siguen afectando a comunidades enteras, dejando a miles de personas sin hogar, sin acceso a alimentos y sin protección, exponiendo a las mujeres a la violencia sexual como un arma de guerra.

PUBLICADO EL:

06 Mar 2025

POR:

FARMAMUNDI

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En medio de una de las crisis humanitarias más graves de África, miles de familias en Etiopía intentan rehacer sus vidas tras años de conflicto y desplazamientos forzados. A esto se suma el impacto del cambio climático, que ha causado la escasez de lluvias durante cinco temporadas consecutivas, agravando aún más la crisis alimentaria que azota al país. Farmamundi, en colaboración con la ONG local WE-Action, da apoyo integral a mujeres, niñas y familias que han sufrido violencia, pobreza extrema y falta de acceso a servicios básicos. En total, más de 3.000 personas han recibido ya atención psicológica, alimentaria y económica, además de formación en salud en la región de Amhara.

«Las mujeres que han sufrido violencia durante la guerra ahora se enfrentan a la lucha por sobrevivir sin recursos ni apoyos suficientes”

Mujeres en el centro de la recuperación

“Las mujeres que han sufrido violencia durante la guerra ahora se enfrentan a la lucha por sobrevivir sin recursos ni apoyos suficientes”, explica la coordinadora de Etiopía del área de acción humanitaria y emergencias de Farmamundi, Giulia Bottoloni. “Nuestro objetivo es que no solo reciban atención médica y psicológica, sino también que cuenten con herramientas para reconstruir su futuro”.

Gracias al respaldo de la Agencia Vasca de Cooperación y Solidaridad, se ha dado apoyo a las supervivientes de violencia de género en localidades de retorno de North Wollo y en asentamientos de personas desplazadas en Waghimra, región de Amhara, con énfasis en la atención a la salud mental.

El proyecto ha permitido la creación de un manual de atención al trauma postconflicto para profesionales sanitarios, así como la formación de 34 promotores y promotoras de salud comunitaria en gestión de casos de violencia de género. Además, se ha proporcionado apoyo económico para cubrir tratamientos médicos a 70 mujeres supervivientes y asistencia financiera a 300 hogares liderados por mujeres para cubrir necesidades básicas y fomentar su autonomía, entre otras acciones.

Seguridad alimentaria y medios de vida sostenibles

Para garantizar la seguridad alimentaria, se han distribuido alimentos y suplementos nutricionales a 274 familias desplazadas, mientras que 61 mujeres han recibido apoyo financiero y asesoramiento técnico para invertir en actividades económicas sostenibles.

La participación comunitaria y derechos humanos es el tercer pilar de esta intervención en acción humanitaria. Para ello, se ha realizado un diagnóstico de género para identificar los principales riesgos que enfrentan mujeres y niñas y se ha formado a profesionales locales en principios humanitarios y enfoque de género. También se ha sensibilizado a 42 personas sobre sus derechos y sobre cómo denunciar abusos en contextos humanitarios. “Para fortalecer la participación comunitaria, además, hemos creado seis comités de quejas y sugerencias para que la comunidad pueda expresar sus necesidades y preocupaciones, y se han llevado a cabo 10 talleres participativos sobre derechos y rendición de cuentas”, añade Bottoloni.

Una esperanza para el futuro

Farmamundi y WE-Action mantienen su compromiso con las comunidades más vulnerables en Etiopía. Más allá de la ayuda inmediata, el objetivo es que estas personas recuperen su dignidad y tengan la oportunidad de un futuro mejor. “No queremos que estas mujeres y familias solo sobrevivan, queremos que vuelvan a vivir con dignidad”, afirman desde Farmamundi.

Farmamundi ha estado presente en Etiopía desde 2021, trabajando para garantizar el acceso a la salud en contextos de emergencia. A través de intervenciones humanitarias en diferentes crisis, ha fortalecido los sistemas sanitarios locales con la dotación de medicamentos, material médico y kits específicos en salud sexual y reproductiva. También ha contribuido a ello la formación de personal sanitario centrada en la atención clínica a supervivientes de violencia sexual y de género y su atención psicosocial y de salud mental.