El Rincón de Pensar: María José Castro
El Rincón de Pensar es un espacio dedicado a mujeres con grandes historias que contar en materia de cooperación al desarrollo
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‘La maldición de los recursos’ empuja al país en caída libre en el IDH
Hoy invitamos a este Rincón de Pensar a María José Castro, enfermera gallega afincada en África desde el año 2000.
Mª José dio un golpe de timón a su vida cuando abandonó su trabajo como profesora de enfermería, en un centro de formación profesional de A Coruña, para volcarse en mejorar la situación sanitaria de miles de personas del área rural del sur de Mozambique.
Su hogar se encuentra ahora en la Casa do Gaiato de Mozambique, un centro de acogida de niños huérfanos y abandonados implicado, también, en el desarrollo integral de las aldeas próximas.
Desde 2011, compatibiliza la dirección de la Fundaçao Encontro de Mozambique con su rol de ‘tía María’ en Casa do Gaiato, donde se ha convertido en todo un referente.
Fundaçao Encontro: ‘de la comunidad para la comunidad’
La fundación surge en 2011, impulsada por un grupo de jóvenes de algunas aldeas del sur del país, bajo el lema: ‘de la comunidad para la comunidad’, para que las personas en situación de pobreza sean, cada vez, más autónomas. Se responsabiliza, exclusivamente, de los proyectos de estas poblaciones rurales. Sus áreas de trabajo son: educación, salud, igualdad de género, infancia y medio ambiente.
Dice sentirse muy honrada por su posición de coordinadora ejecutiva de la fundación, desempeño que realiza en equipo, junto a un grupo de personas procedentes de las aldeas donde actúan, al que califica como ‘de una calidad humana y profesional excepcional’.
‘Casa do Gaiato y Fundaçao Encontro son dos organizaciones hermanadas’, explica. De hecho, la fundación surge gracias al trabajo previo de la Casa con las aldeas que se remonta a 1991. Por su parte, la Fundación Mozambique Sur, con quien ICLI lleva años trabajando, es considerada su corazón en España. De esta forma, podemos afirmar que ICLI, Fundación Mozambique Sur y Fundaçao Encontro caminan juntas por el desarrollo de las personas que habitan el sur de Mozambique.
Gaiatos, un ejemplo de apoyo mutuo
‘En la Casa conviven 150 jóvenes – cariñosamente apodados los gaiatos – entre los que surgen las habituales discrepancias’. Aún así, ‘el amor y armonía que se respiran dejan asombrados a todo el que les visita’, explica Mª José.
‘Hay que tener en cuenta que su llegada al centro viene precedida de situaciones muy traumáticas como abandonos, violencia u orfandad’, añade la enfermera, ‘lo que les hace muy vulnerables’. Sin embargo, rápidamente encuentran el calor que necesitan en los demás niños, sus nuevos hermanos, que se esmeran en acogerles e integrarles. ‘Es bonito ver cómo se autogestionan siendo los mayores los que guían y dan ejemplo a los más pequeños’.
Sabemos que el voluntariado es una figura presente en la Casa y son siempre muy bien recibidos. ‘Para los chavales es un gran aliciente poder conocer gente de otros lugares que desean aportar su granito de arena y de los que, no sólo aprenden, sino que reciben su cariño, lo que es muy importante’.
COVID-19: ‘las excesivas medidas del Gobierno tuvieron un impacto muy negativo en la población’
Podemos afirmar que el coronavirus ha tenido poco impacto en Mozambique. La juventud de la población – 80% por debajo de la treintena – ha limitado su alcance en comparación con algunas enfermedades endémicas – VIH-Sida, tuberculosis, malaria – cuya incidencia ha sido, y sigue siendo, mucho mayor.
Aun así, las medidas del Gobierno fueron contundentes y dilatadas en el tiempo, perjudicando el ámbito educativo, sanitario, laboral y económico. Muchos niños y niñas se quedaron sin escuela. Los programas de prevención y acompañamiento sanitario se vieron interrumpidos. El desempleo aumentó considerablemente … En palabras de la enfermera, ‘fue un verdadero desastre para los grupos sociales en situación más vulnerable’.
Actualmente el contexto político del país es muy complicado. El descontento popular es palpable. Hay una sensación generalizada de abandono y dejación de funciones que se suma a unos niveles de corrupción y clientelismo absolutamente desbocados.
A nivel económico, se está sufriendo en los últimos años la llamada ‘maldición de los recursos’. La enorme riqueza del subsuelo – gas natural, petróleo, carbón, hierro, níquel, rubíes, …- se explota en beneficio de una pequeña élite que está conduciendo al país hacia el abismo en el Índice de Desarrollo Humano (IDH), indicador que elabora Naciones Unidas en base a datos sobre salud, educación e ingresos. En 2021, Mozambique se encontraba en la posición 185 de 191 países en este IDH.
Mª José intuye un futuro complejo para el país mientras las estructuras del estado no se reformen y democraticen.
Jóvenes activistas movilizados por la salud pública
Relata Mª José la cantidad de frentes abiertos en estos momentos.
- A nivel educativo, un proyecto que facilita la escolarización temprana de niños y niñas en riesgo. También su apuesta por la formación profesional y la concesión de becas para estudios medios y universitarios.
- En el ámbito sanitario, un grupo de jóvenes activistas se moviliza por una mejor salud pública a través de prevención y acompañamiento. Además, están implicados en un programa de lucha contra la desnutrición dirigido a mujeres a las que ofrece educación nutricional.
- La lucha por la igualdad de género está siempre presente. Hay muchas actividades que tratan de mejorar la autoestima de las mujeres, evitar embarazos precoces o eliminar estigmas en torno a la menstruación, a modo de ejemplo.
- Finalmente un proyecto que combina formación y emprendizaje. La propuesta, que involucra a empresas y a otras organizaciones, trata de fomentar el autoempleo.
Mirando al futuro, nos cuenta que están inmersos en un proceso de evaluación de los últimos 4 años de actividad de la Fundaçao Encontro para trabajar en el diseño del Plan Estratégico de los 4 siguientes, un reto que les apasiona.
Mientras siga viva la ilusión y mantenga alta la energía, podremos encontrar a Mª José ‘por esas lindas tierras del sur de Mozambique’, afirma en su despedida. Y qué suerte tienen de poder contar con ella, añadimos nosotros.
Muchísimas gracias, Mª Jose, por tu tiempo y por habernos abierto las puertas de tu casa y de tu corazón. Ha sido un verdadero placer!