Con motivo del Día de las personas cooperantes (8 de septiembre), las ONG de desarrollo demandan una apuesta clara por la política vasca de cooperación internacional, como herramienta crucial en el actual contexto de incertidumbre e inestabilidad.
La persecución del trabajo que realizan las ONG de desarrollo está aumentando en todo el mundo, especialmente en algunos países de Centroamérica como Nicaragua, Guatemala y El Salvador.
Junto a cooperantes vascos, recorremos varios países en los que trabajan las ONG de desarrollo vascas, y conocemos la labor que llevan a cabo gracias a la solidaridad vasca.
El siglo XXI avanza encadenando múltiples, complejas y entrelazadas crisis. La emergencia climática, los conflictos bélicos, la pandemia o la crisis energética causan graves daños en millones de personas en el mundo. Además, aquellas zonas que previamente enfrentaban graves problemas económicos, medioambientales, sanitarios o educativos, y que sufrían situaciones extremas están viendo empeorar sus condiciones de vida.
La Coordinadora de ONG de Desarrollo de Euskadi agrupa a 83 ONG de desarrollo vascas que trabajan en cooperación internacional. En esta cita, alerta de que es especialmente preocupante la situación de las mujeres: “los feminicidios, la violencia de género y la restricción de sus derechos están aumentando en todo el mundo”. También preocupa la situación de las personas defensoras de derechos humanos en buena parte de mundo, quienes son perseguidas, acosadas, violentadas y asesinadas. Según datos de Front line defenders, en 2022, al menos 401 personas defensoras fueron asesinadas en 26 países por su labor pacífica.
Con motivo del Día de las personas cooperantes (8 de septiembre), esta red de organizaciones vascas recuerda que “la actual época de inestabilidad deja de manifiesto la urgente necesidad de reforzar las políticas públicas que garanticen los derechos humanos, la paz, la protección del medio ambiente y la igualdad de oportunidades para todas las personas”. Afirman que una de esas políticas es la cooperación internacional, que hace que “especialmente en estos contextos la solidaridad sea esencial para apoyar a la sociedad civil local, promover la garantía de los derechos humanos y sostener condiciones de vida básicas. En definitiva, hace que ante el dolor ajeno, desde Euskadi no nos quedemos indiferentes, y que seamos parte activa de la solución”, reclaman.
Asimismo, denuncian que la persecución del trabajo que realizan las ONG de desarrollo está aumentando en todo el mundo, especialmente en algunos países de Centroamérica como Nicaragua, Guatemala y El Salvador. “Allí se están produciendo cambios legislativos que criminalizan la solidaridad internacional y obstaculizan el trabajo de las organizaciones sociales”, alertan.
El rol de la persona cooperante
El y la cooperante profesional es una persona con formación y experiencia que trabaja en el ámbito de la cooperación internacional o la ayuda humanitaria en países empobrecidos o vulnerables. Por ejemplo, donde se producen graves vulneraciones de derechos humanos, donde la pobreza y las desigualdades afectan con espacial dureza, donde hay guerras, conflictos armados o situaciones de inestabilidad, o donde se han producido catástrofes por fenómenos naturales o meteorológicos.
Mantiene una relación laboral con una ONG de desarrollo vasca, pero su trabajo no sería posible sin el protagonismo y el acompañamiento de las personas y organizaciones locales del país donde reside, recuerdan. “Son ellas quienes conocen de primera mano la realidad y sus necesidades, y quienes sufren directamente las consecuencias de un sistema injusto que atenta contra el planeta y los derechos humanos”, aclaran.
La labor de las personas cooperantes y de la cooperación vasca fortalece los sistemas públicos de los países donde actúan, contribuye a garantizar los derechos humanos (salud, educación, participación, infraestructuras, saneamiento…), la igualdad entre mujeres y hombres, y la protección del planeta, entre otros.
Testimonios a pie de calle
Con motivo del Día de las personas cooperantes, de la mano de sus protagonistas recorremos algunos países como Perú, Brasil e India, donde trabajan las ONG de desarrollo con la colaboración de las instituciones y la solidaridad vasca:
Lorena Fernández García (Bizkaia)
– Cooperante en Perú con Egoazia
Contexto:
La sierra norte del Perú tiene altos índices de pobreza. Concretamente, en los municipios capitalinos de distrito Lalaquiz y San Juan de Bigote, ronda una pobreza del 50%. Destacan las desigualdades de género, y la violencia contra la mujer es uno de los principales problemas que sufren las mujeres y las niñas. Además, el machismo influye directamente en la salud sexual y reproductiva de las mujeres, especialmente en cuestiones como el miedo a plantear en la pareja el uso de anticonceptivos o el temor por obtener información sobre infecciones de transmisión sexual como el VIH/SIDA. Esto desemboca en altas tasas de embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual y complicaciones en el embarazo.
¿Cuáles son los objetivos de la organización?
Junto a la organización CIPCA, fomentamos el desarrollo rural acompañando y apoyando los procesos de la población del Alto Piura. Concretamente, pretendemos mejorar el acceso a la salud sexual y reproductiva de las mujeres. Trabajamos con organizaciones feministas locales para garantizar el ejercicio de sus derechos, realizamos formaciones sobre educación sexual, y coordinamos estrategias de prevención y erradicación de la violencia de género con los servicios de salud y las autoridades municipales.
¿En qué contribuye la cooperación en la mejora del día a día de las personas con las que trabajáis?
Muchas mujeres han comenzado procesos de empoderamiento que les han permitido reclamar sus derechos y organizarse para identificar y afrontar colectivamente la violencia de género. La semilla de la concienciación se ha plantado, y poco a poco se van recogiendo frutos.
¿En qué consiste tu labor como cooperante?
Desarrollo actividades en las organizaciones de mujeres y en las escuelas. Apoyo en el diseño y puesta en marcha de talleres para fomentar el liderazgo de las mujeres y para trabajar la importancia de las redes de apoyo e identificación de los diferentes tipos de violencia de género, entre otros. En los colegios, desarrollo, junto con el psicólogo de la organización, formaciones dirigidas al profesorado y al alumnado sobre estereotipos de género, educación sexual, etc.
Aunque a veces el camino sea difícil, hay que seguir apoyando las luchas de otros pueblos y conquistando derechos para que todos los territorios sean libres para decidir qué tipo de desarrollo desean y cómo quieren alcanzarlo. Para ello, es importante respetar las particularidades de cada contexto cultural, y escuchar las demandas de las personas que encarnan esa realidad.
En este Día de las personas cooperantes, quisiera que no se hablase en nombre de las poblaciones del Sur, y que quienes conformamos el mundo de la cooperación hiciésemos un ejercicio de autocrítica para revisar nuestras acciones.
Itziar Aranburu Agirre (Gipuzkoa)
– Cooperante en Brasil con Mundukide
Contexto:
La República Federal de Brasil es el quinto país más grande del mundo, y el segundo en cuanto a distribución desigual de las tierras. Por ello, es un país repleto de desigualdades y contradicciones.
El desarrollo agrícola de Brasil ha sido muy excluyente, ya que se ha basado en latifundios que acumulaban la propiedad de las tierras. El Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) es un colectivo social de personas agricultoras, y desde 1985 lucha para reformar la agricultura en Brasil y para lograr la justicia social. A través de ese movimiento creado por personas agricultoras han tenido oportunidades para profesionalizarse y crear cooperativas para la producción. Desde 2008, Mundukide trabaja con MST.
¿Cuáles son los objetivos de la organización?
Mundukide ha diseñado junto a MST un modelo de gestión de cooperativas de trabajo, y ofrecemos colaboración técnica a las cooperativas locales en el marco de ese modelo.
El objetivo general es mejorar la calidad de vida de las familias que viven en los asentamientos y campamentos, y así crear oportunidades para el desarrollo socioeconómico y para el futuro. Para ello, ofrecemos colaboración técnica y formación, y trabajamos en la intercooperación. Formamos a personas referentes locales para industrializar la producción y el proceso de comercialización de los asentamientos y campamentos. Hace varios años MST también creó una red para la comercialización, y en ese proceso también hemos participado.
¿En qué contribuye la cooperación en la mejora del día a día de las personas con las que trabajáis?
Nuestra cooperación genera oportunidades para que las personas tengan un trabajo digno. Son agricultores y agricultoras, y cultivan sus propios productos. Son conscientes de que unirse y crear sus cooperativas es una gran ventaja. Si hacen grupo, tienen más fuerza ante un tercero, y más oportunidades para la comercialización. En la medida que se crea industria, el cambio es más notorio. Han logrado tener el control de la primera transformación de la producción, y en muchos puntos han llegado a la comercialización, por lo que tienen en sus manos la cadena, desde la producción hasta la venta, sin ser cautivos de nadie. Ese proceso requiere formación, y ha permitido que muchas personas jóvenes de los asentamientos reciban formación técnica.
¿En qué consiste tu labor como cooperante?
Empezamos a trabajar en Fortaleza hace 5 años gracias a la financiación del estado de Ceara, para formar parte del proyecto de creación de industrias en 5 asentamientos. En un inicio, nuestro objetivo era dar formaciones sobre cooperativismo, crear cooperativas y, mientras se creaban las industrias, colaborar con la organización de las materias primas.
Hemos generado grupos para la gestión de cada una de las industrias que se han creado, y hemos conformado en la capital un grupo central para confluir las tareas que puedan generar sinergias. En 2022, logramos que la mayor parte de las industrias estuvieran en marcha, y ahora, estamos formando a sus personas trabajadoras y a los grupos de gestión.
En relación al Día de las personas cooperantes, hay mucho que reivindicar y que hacer. A las instituciones les pedimos que hagan políticas públicas, también que inviertan en cooperación. Sin embargo, cada persona también puede hacer mucho, por ejemplo, en cuanto a sus hábitos de consumo, ya que no pensamos en las grandes consecuencias que nuestro consumo ilimitado tiene en otros países.
Pienso que nos falta empatía y conciencia hacia las demás personas, y que ir a conocer otras realidades ayuda.
Ainhoa Albeniz Aranguren (Gipuzkoa)
– Cooperante en India con Calcuta Ondoan
Contexto:
En India, el 27% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza absoluta. Hay una gran diversidad religiosa, tribal y cultural, y en las comunidades tribales, las personas de las castas más bajas y las mujeres constituyen el porcentaje más alto de personas que viven en la pobreza. La sociedad india es patriarcal y machista, y los derechos de las mujeres son fuertemente vulnerados. La violencia de género está extendida, y los roles de género están muy marcados, por lo que las mujeres quedan relegadas a las tareas domésticas, y su participación en la política está muy por debajo de la de los hombres. Además, la inseguridad alimentaria es muy alta, y los niveles de malnutrición de las mujeres y los niñas y niños son más elevados que el de los hombres. La polución también marca la realidad india. Asimismo, India está sufriendo graves consecuencias por la crisis climática.
¿Cuáles son los objetivos de la organización?
Apoyamos a organizaciones locales para impulsar y apoyar proyectos de desarrollo a largo plazo que abarquen ámbitos como la sanidad, el medio ambiente, la agricultura, la educación y el desarrollo social, político y económico de las comunidades más vulnerables, especialmente de las mujeres. Uno de nuestros objetivos principales es el empoderamiento individual y colectivo de las mujeres porque son quienes sufren la mayor discriminación en el ámbito personal, familiar, social o político. La estrategia que utilizamos se basa en los procesos de habilitarse (reconocimiento de capacidades propias individuales), de facultarse (adquisición de conocimientos) y de autorizarse (permitir reconocerse como sujeto individual con derechos). Llevamos a cabo actividades para el empoderamiento económico de las mujeres, el fortalecimiento de su autoestima, el conocimiento y exigibilidad de sus derechos, la seguridad de las mujeres ante la violencia de género y el aumento de su participación en los espacios políticos entre otras.
Apostamos por la equidad de género en nuestras acciones desde el enfoque de derechos humanos. Luchamos por el respeto a la identidad de la población como personas y como pueblo, ya que en muchas ocasiones trabajamos con comunidades tribales. Por ello, realizamos actividades para proteger y conservar los conocimientos indígenas, como por ejemplo, su filosofía de respeto a la naturaleza.
El cuidado del medio ambiente también es prioritario, ya que su degradación es una forma de privación de capacidades que afecta directamente a las oportunidades de las comunidades y al ejercicio pleno de sus derechos.
¿En qué contribuye la cooperación en la mejora del día a día de las personas con las que trabajáis?
A través de actividades de generación de ingresos como la producción de lámparas solares, de productos alimentarios locales o de creación de huertos comunitarios, las mujeres son capaces de obtener sus ingresos. En muchas ocasiones, los hombres tienen el control sobre los ingresos y recursos de la familia, por lo que tener unos ingresos propios permite a las mujeres poder decidir sobre ellos, y conlleva beneficios para la subsistencia familiar.
También aumenta la participación política de las mujeres en los espacios democráticos. A través de diversas actividades, la autoestima de las mujeres ha aumentado, han desarrollado habilidades de hablar en público y tienen un mayor conocimiento de sus derechos y leyes que les protegen. A medida que las mujeres participan en actividades y que avanzan en su proceso de empoderamiento, se convierten en lideresas y agentes de cambio en sus comunidades.
¿En qué consiste tu labor como cooperante?
Para Calcuta Ondoan es indispensable trabajar con organizaciones locales indias y con personal local, y que la población que participa en los proyectos sea la protagonistas de los proyectos.
Trabajo mano a mano con el personal de las organizaciones locales: les guío y acompaño en el proceso de diseño y gestión de nuevos proyectos. Realizamos conjuntamente el seguimiento de las actividades, el de los gastos y el control presupuestario. También hago de conexión entre las instituciones vascas que financian nuestros proyectos y las organizaciones indias. Trabajamos en la transversalización del enfoque de género y del medio ambiente, y nos aseguramos de que esa visión esté presente en todas las acciones. Asimismo, fomento la creación de redes, alianzas y colaboraciones entre organizaciones en India.
En este Día de las personas cooperantes, reivindico
que la cooperación debe ser decolonial, por lo que las instituciones o agencias de cooperación internacional y las organizaciones tenemos que caminar hacia ese objetivo. Debemos cuestionar cómo las estructuras de poder coloniales y hegemónicas continúan produciendo desigualdades, y reflexionar sobre cómo abordar estas estructuras desiguales. También quiero reclamar una cooperación que apueste por estrategias alternativas que dejen de seguir el paradigma capitalista hegemónico impulsado por el modelo común de intervenciones de desarrollo “norte-sur”. Debemos escuchar las voces de las personas de los países del “sur”, apostar por estrategias e iniciativas que luchen por un desarrollo sostenible y justo, alternativo al sistema occidental, y que vienen de las poblaciones más marginadas y vulnerables
Foto de portada: Calcuta Ondoan, India